A pedido de los pobladores de la localidad de Mechongué y como necesidad de la comunidad, la Madre Eufemia Otamendi crea en 1966 el Jardín de Infantes “Juan XXIII”. Siendo reconocido oficialmente en 1970.
Su primera directora fue la Señora Marta Luchetta.
En aquellos años comienza a funcionar una sala con aproximadamente 30 alumnos, en instalaciones de lo que hoy es la sala de video del Instituto Juan XXIII.
Consideró que era importante que los niños contaran con un espacio en el cual pudieran ampliar sus campos de conocimientos y compartir gratos momentos con pares.
Ella durante los primeros tiempos, junto con la hermana María Elena concurrió diariamente, a efectos de consolidar este proyecto evangelizador y educativo.
Actualmente cuenta con una planta funcional compuesta por un directivo con sala a cargo, una docente en otra sala y una preceptora.
Con el correr de los años la infraestructura edilicia tuvo modificaciones y ampliaciones para adaptarse a las nuevas necesidades; disponiendo en la actualidad con dirección, receptoría, sala de computación, sanitarios para docentes y alumnos y cocina. También dispone de un amplio S.U.M. para actos, fiestas, actividades y eventos educativos compartido con el nivel secundario.
Es un servicio educativo totalmente gratuito que ofrece :
· Atención personalizada
· Actividades especiales para todas las áreas curriculares del nivel
· Espacios para disfrutar en familia
· Merienda reforzada
· Clases especiales de inglés, computación y catequesis.
Todo lo implementado en la Institución tiene por finalidad el logro de los siguientes objetivos:
Ø Lograr la formación integral y armónica de los niños, a través del desarrollo de sus posibilidades físicas, socioafectivas, intelectuales y espirituales.
Ø Integrar a los padres de los alumnos, considerados los primeros educadores de sus hijos, promoviendo la formación permanente de la familia y su adhesión al Proyecto Educativo Institucional.
Ø Promover la participación activa de los alumnos para que justamente con los docentes, vivan un ambiente de fe y caridad fraterna, de síntesis de fe y cultura.
Ø Desarrollar un estilo pedagógico que promueva los valores humanos y trascendentes, la libertad responsable, la perseverancia en el trabajo, la creatividad, la conciencia crítica y la vivencia de valores evangélicos.
Ø Lograr un clima de trabajo alegre y abierto basado en las virtudes cristianas y en los valores del respeto mutuo, la solidaridad, la sinceridad y la cooperación que prepare para una auténtica vida democrática.
Ø Fomentar la apertura a la comunidad circundante, comprometiéndose en el bien común y la sensibilidad por los más necesitados material y espiritualmente.