miércoles, 24 de noviembre de 2010

Jardin "Juan XXIII" DIPREGEP 1144. Nivel inicial



   A pedido de  los pobladores de la localidad de Mechongué y como necesidad de la comunidad, la Madre Eufemia Otamendi crea  en 1966 el Jardín de Infantes “Juan XXIII”. Siendo reconocido oficialmente en 1970.
  Su primera directora fue la Señora Marta Luchetta.
   En aquellos años comienza a funcionar  una sala con aproximadamente 30 alumnos, en instalaciones  de  lo que hoy es la sala de  video del Instituto Juan XXIII.
   Consideró que era importante que los niños contaran con un espacio en el cual pudieran ampliar sus campos de conocimientos y compartir gratos momentos con pares.
   Ella durante los primeros tiempos, junto con la hermana María Elena concurrió diariamente, a efectos de consolidar este proyecto evangelizador y educativo.
   Actualmente cuenta con una planta funcional compuesta por un directivo con sala a cargo, una docente en otra sala y una preceptora.
   Con el correr de los años la infraestructura edilicia tuvo modificaciones y ampliaciones para adaptarse a las nuevas necesidades; disponiendo en la actualidad con dirección, receptoría, sala de computación, sanitarios para docentes y alumnos y cocina. También dispone  de  un amplio S.U.M. para actos, fiestas, actividades  y eventos educativos compartido con el nivel secundario.

Es un  servicio educativo totalmente gratuito que ofrece :
·        Atención personalizada
·        Actividades especiales para todas las áreas curriculares del nivel
·        Espacios para disfrutar en familia
·        Merienda reforzada
·         Clases especiales  de inglés, computación y catequesis.


Todo lo implementado en la Institución tiene por finalidad el logro de los siguientes objetivos:
Ø  Lograr la formación integral y armónica de los niños, a través del desarrollo de sus posibilidades físicas, socioafectivas, intelectuales y espirituales.
Ø  Integrar a los padres de los alumnos, considerados los primeros educadores de sus hijos, promoviendo la formación permanente de la familia y su adhesión al Proyecto Educativo Institucional.
Ø  Promover la participación activa de los alumnos para que justamente con los docentes, vivan un ambiente de fe y caridad fraterna, de síntesis de fe y cultura.
Ø  Desarrollar un estilo pedagógico que promueva los valores humanos y trascendentes, la libertad responsable, la perseverancia en el trabajo, la creatividad, la conciencia crítica y la vivencia de valores evangélicos.
Ø  Lograr un clima de trabajo alegre y abierto basado en las virtudes cristianas y en los valores del respeto mutuo, la solidaridad, la sinceridad y la cooperación que prepare para una auténtica vida democrática.
Ø  Fomentar la apertura a la comunidad circundante, comprometiéndose en el bien común y la sensibilidad por los más necesitados material y espiritualmente.

viernes, 19 de noviembre de 2010

CARISMA DE LA OBRA

·      Formar a los niños y jóvenes más necesitados en la recta doctrina cristiana y en la más amplia formación humana.
·      Llevar la Palabra de Dios a quienes habitan en el campo.
·      Socorrer a todo necesitado  en cada ocasión.
·      Amor a la causa de Dios en favor de los más humildes.
·      Comunión fraterna entre los miembros de la sociedad e irradiación de la misma a todos los que se relacionen con las obras de la vida apostólica.
·      Proveer a la vida espiritual de las personas en ocasión del contacto apostólico con las mismas

sábado, 13 de noviembre de 2010

CIMIENTOS EN LOS QUE SE NUTRE Y APOYA LA OBRA.

 


VIDA RELIGIOSA


Nace con la generosa entrega de la Madre Eufemia, acompañada de la Hna. María Elena y del Padre Francisco de Biskarret. Se trazó un camino y no se apartó de él,  hasta llegar a su meta: la Evangelización de la gente.
 En la vida de la Madre y sus compañeras maduró la presencia misma de Dios que actuó a través de ellas. No fueron meros sentimientos pasajeros sino que lo religioso obró maravillosamente a través de personas y recursos.
Poco a poco fueron encontrando forma y concreción, en el Establecimiento la Eufemia, que fue el hábitat de sus sueños y para ello no dudó en desprenderse del campo heredado de su familia en la localidad de Lobería para hacer realidad la construcción de la Capilla bajo la advocación de La Divina Pastora que  hoy es un lugar de peregrinación, de encuentro con el Señor y de una profunda tarea evangelizadora de conversión y transformación cristiana en la vida de las personas que integran la Obra.
Con esa misma entrega y generosidad contribuyó a la construcción de Capillas y/u Oratorios en las localidades de Mar del Sud, Comandante Nicanor Otamendi y Mechongué.
Dios provea abrigar en las continuadoras de esta Obra esos mismos sentimientos de piedad y de vida apostólica para no detener ni un instante el paso salvador de Dios por estas tierras.


EDUCACIÓN: La educación siempre ha significado una preocupación esencial en el corazón de la tarea pastoral de la Madre Eufemia y de las Hermanas. La atención puesta en la formación de los más pequeños fue desde el comienzo un pilar en la tarea apostólica. Hoy se quiere mantener viva aquella preocupación de los comienzos, y beber también nosotros de aquel carisma apostólico inicial del que bebieron la Madre y quienes la acompañaron en los inicios. Buscamos permanentemente en el ejemplo de sus vidas y en las obras que concretaron, la inspiración para nuestras vidas y nuestras tareas en la continuidad de la Obra. La misma cuenta  en este momento  con establecimientos de Nivel Inicial, Primario, Secundario y el Hogar Nazareth.


EVANGELIZACION – MISIÓN:   No había distancia, ni lugares remotos. No había jamás valla humana que detuviera su paso misionero por los campos, por los pueblos y rancherío pobre, desvalido, olvidado de la Fe, alejado de la Esperanza.

La misión con toda la gente del campo ocupó mucho espacio en el desarrollo de esta Obra evangelizadora. Desde Mar del Plata hasta Necochea no existía ningún centro religioso que atendiera la necesidad espiritual del hombre de campo.

Siempre dispuso y aprovechó toda oportunidad para acerca la Fe a la vida de los campesinos de la zona; con un andar incansable y el testimonio de una vida simple pero muy intensa a la hora de llevar la palabra de Dios a la gente.
Los niños, los jóvenes y los pobres son los destinatarios concretos de la evangelización. Los que continúen su Obra están llamados a seguir su misión desde su lugar.


 

ACTIVIDAD AGRARIA:  El campo  que la Madre  heredara es el sostén providencial que el Padre puso en las manos de las Hermanas para contribuir y nutrir con la mayor justicia todo lo  necesario para satisfacer el sostenimiento educacional y evangelizador de la Obra. Sus continuadores  rogamos a Dios nos fortalezca para ser fieles al propósito de su fundadora.



Eufemia Otamendi. Semblanza

Eufemia Carolina Otamendi  (la Madre Eufemia) nació en Quilmes (Pcia. De Bs.As.) el 2 de junio de 1883.  Hija del matrimonio integrado por don Fernando Julián Otamendi y doña Eufemia Batallana. Trasplantada más tarde a la gran Capital, floreció en todo su esplendor esa juventud que desde muy temprano había de consagrarse al servicio de los demás. La Niña Eufemia para los que la conocieron en el primer cuarto del siglo XX desde donde arranca su enorme y valerosa misión de servir a Dios. Toda su vida escuchó y puso  en práctica la palabra de Dios con inigualable sencillez y una inconmensurable capacidad de amor al prójimo.
 ¿Qué tarea por penosa y servil que fuese no contó con ella como ejemplo?
Se la supo ver cociendo vestidos y arreglando ropas, cocinaba y con sus manos, increíblemente habilidosas, podía enhebrar rosarios con semillas de árboles o con cuentas de colores; bordaba maravillas en filet o hacía brillar el fondo de una olla a fuerza de ladrillo y arena
Su cariñosa imagen se erguía una y otra vez como guía y como consuelo.
Para ella, los años que pasaron parecieron fortalecer más y más su vocación.
Muy lejos en el recuerdo, quedaba ya su figura erguida y voluntariosa manejando en el barro su viejo Buick o su Ford negros, sólo sus claros ojos azules conservaban intactos la fuerza de su juventud y el brillo eternamente bondadoso de su sonrisa.
Con la infinita paciencia de los elegidos vivió sus últimos años y murió como había vivido, con la serenidad de su grandeza de alma y su fidelidad a la Obra elegida.
Así mantuvo hasta el final su conmovedora humildad interior y su escogida pobreza de bienes materiales.
La Madre Eufemia fallece en su Casa “La Eufemia” el 18 de septiembre de 1971.